sábado, 28 de abril de 2012

La Carta

El otro día, volviendo a escuchar música que tenía olvidada, recordé la canción La Carta de La Oreja de Van Gogh. Esta canción la escribió el grupo a raíz del secuestro por la banda terrorista ETA del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. 

A veces parece que ya nos hemos olvidado de hechos como este, ya que ETA no sólo nos ha dejado atentados con muchos muertos, sino víctimas de otro tipo, secuestros, chantajes, etc. Yo no recuerdo el principio de su secuestro ya que tenía unos 8 años. Pero sí recuerdo su final, tengo grabada en mi mente la imagen de un hombre delgadísimo, demacrado, con una barba larga y descuidada. 

Casi dos años estuvo Ortega Lara en el zulo donde le mantenían sus captores. Y por supuesto, aunque él mismo dijo que al principio intentó mantener su entereza, al final, como todo ser humano sometido a esas condiciones, se planteaba suicidarse. Lo tenía todo preparado, él mismo lo explica. Cuando por fin le liberaron, le dijo al guardia civil que entró primero en el zulo que "le matará y le dejará en paz" creyendo que era uno de los terroristas.

Yo en aquel momento era una niña y no conocía la gravedad del asunto hasta que ellos mismos, un poco después de la liberación de Ortega Lara me lo mostraron asesinando a sangre fría a Miguel Ángel Blanco y haciéndome plantearme por primera vez como puede haber gente así en el mundo, que cometa tales actos para conseguir sus fines. Salí a la calle sin saber muy bien por qué, pero consciente de que aquello no se podía tolerar. Hablaba con mis amigos del tema. Digamos que me marcó.


Simplemente escribo esta entrada porque creo que aunque ahora estemos en un periodo de relativa tranquilidad en estos temas, no debemos olvidarnos de lo que estos individuos han hecho, de los crímenes cometidos. Aquí dejo la canción que habla de oscuridad, de silencion, de despedidas, de banderas, de odio, en definitiva, de todas esas cosas que las víctimas del terrorismo de este y todos los países deben haber sentido y pensado.


 

martes, 17 de abril de 2012

El otro 11-S

Jamás podré olvidar una clase de cultura estadounidense que tuve en la facultad, hace ya unos 3 años, sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. En esta clase, el profesor nos puso un documental en el que también hablaban chilenos haciendo referencia a otro 11 de septiembre, su 11-S, una jornada cuyo resultado fue la muerte de muchas personas y el sufrimiento de otros tantos, al igual que ocurriría años después en Nueva York.

El 11 de septiembre de 1973 tuvo lugar en Chile un golpe de estado militar contra el presidente electo, Salvador Allende. Los insurrectos piden a Allende que ceda el poder a una junta de Gobierno formada por los jefes del ejército chileno entre los que se encuentra Augusto Pinochet. Además, ordenaban que las emisoras de radio afines al gobierno dejaran de emitir y que los habitantes de Santiago se mantuvieran en sus casas para evitar víctimas. Se dice al presidente que si no abandona el Palacio de la Moneda, se producirá un ataque militar sobre éste.

Como ocurre siempre en estos casos, ante esta situación, el pueblo se dividió. Algunos apoyaron el golpe y pretendieron tomar fábricas por la fuerza, aunque la mayoría se mantuvieron pacíficos. El presidente Allende explicó que no se iba a rendir, agradeció a los trabajadores chilenos su lealtad. En ese momento, algunos edificios oficiales de la capital ya habían sido bombardeados. 


Poco después, se empieza a bombardear también La Moneda. Los militares tomaron el palacio y ordenaron al presidente que se rindiera. Allende da permiso a su cámara para que se rindan, toma su rifle AK-47 (regalo de Fidel Castro) y se dispara en la barbilla. 

Las consecuencias del golpe de estado en el país son inmediatas. Se declara el toque de queda inmediatamente. En las zonas rurales se empieza a detener y ejecutar a los miembros del partido de Allende. Los partidarios de Allende queman libros y documentos que les relacionen con el gobierno. Miles de estudiantes fueron asesinados en la misma universidad. En las fábricas se detuvo a los sindicalistas. Dicen los testigos que durante todo el día y toda la noche se escucharon disparos en Santiago. 


 
Este golpe militar terminó con centenas de muertos y supuso el principio de la dictadura del General Augusto Pinochet, que sumió a Chile en la represión política y la oscuridad intelectual.