viernes, 29 de junio de 2012

Bloody Sunday

El "domingo sangriento" es el nombre que se les da a los disturbios ocurridos en el Ulster el 30 de enero de 1972. La jornada se saldó con 14 muertos y decenas de heridos. Este año ha sido el 40 aniversario de la tragedia y las familias de las víctimas siguen pidiendo justicia al Ministerio de Defensa británico.

Estamos en el contexto de los conflictos por la independencia de Irlanda del Norte en los años 70. El IRA estaba en su máximo apogeo, habiéndose producido recientemente varios atentados. En muchas manifestaciones había tenido que intervenir el ejército británico. Además, ya se habían producido otros sucesos de gran calibre como la batalla de Bogside en 1969, de la que hablaré otro día. 

Tras todos estos acontecimientos, el gobierno de Irlanda del Norte aprobó en 1971, una ley por la que se podía encarcelar a las personas sospechosas de pertenecer al IRA sin un juicio previo. Obviamente, esta ley no fue muy bien recibida, no sólo por los pro-independentistas, sino por la población en general ya que se consideró en contra de los derechos civiles (con razón).

El día 30 de enero de 1972 se convocó en Derry, una ciudad del noroeste de Irlanda del Norte una manifestación contra esta ley. Derry, junto con Belfast, fue una de las ciudades más importantes en las protestas a favor de la independencia de Irlanda del Norte. Cabe destacar que en aquel momento, las manifestaciones también estaban prohibidas por el gobierno británico. La organización acortó el recorrido para evitar pasar por los barrios católicos, llenos de barricadas, y no enfrentarse con el ejército. No obstante, los manifestantes llegaron a una de las barricadas, pero siguieron cantando y gritando para protestar de forma pacífica.

Sin embargo, y como ocurre muchas veces en este tipo de situaciones, un grupo de extremistas violentos empezó a lanzar piedras a las autoridades, a lo que estas respondieron con métodos antidisturbios (pelotas de goma, gas, agua, etc.) Tras esto, el ejército abrió fuego alegando que habían recibido disparos (cosa que aún no se ha probado). Trece jóvenes fueron abatidos a tiros ese día y uno más murió en el hospital unos meses después por heridas de bala.

El suceso se dio a conocer en todo el mundo, se organizaron manifestaciones en muchas ciudades y se produjeron nuevos disturbios, lamentablemente. La violencia aumentó muchísimo tras este día. Como dato, puedo decir que en los 3 años anteriores perdieron la vida 210 personas en conflictos de este tipo, pero en los 11 meses posteriores hubo 445 muertos. El gobierno británico organizó varias investigaciones, y finalmente en 2010, el primer ministro David Cameron pidió disculpas por lo ocurrido.

A raíz de este día, el grupo de múscia irlandés U2 escribió la canción que os dejo a continuación. Además hay varios documentales y una película, del estilo de El viento que agita la cebada o En el nombre del padre muy recomendables para quien esté interesado en el conflicto norirlandés. Quedémonos con que parece que, actualmente, las cosas están más calmadas.


martes, 19 de junio de 2012

Siegfried Sassoon

Seigfried Sassoon fue un poeta inglés, concretamente de Kent, conocido por sus poemas antibelicistas escritos tras su participación en la Primera Guerra Mundial.

Sassoon nació en 1886 en el seno de una familia adinerada de Matfield, Kent. Pasó su infancia en la mansión de su familia, en el campo, leyendo libros y practicando deportes. Aunque su padre fue desheredado por ser judío y casarse con una mujer que no lo era, él tenía dinero suficiente para no tener que trabajar y posteriormente heredó una pequeña fortuna de una tía suya. 

En 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial se unió al ejército británico empujado por su patriotismo. Esto le cambió la vida. Luchó en Francia durante 1915, donde empezó a escribir poemas para hacer ver a la gente que no estaba allí la realidad de la guerra. Ese mismo año murió su hermano en Gallipoli. En 1916, sufrió unas fiebres y tuvo que volver a Inglaterra a recuperarse. Poco después volvió al frente pero su estancia fue muy corta ya que le hirieron y por ello regresó a casa una vez más en 1917. 

Aunque Sassoon recibió medallas por sus acciones durante la guerra, pronto empezó a mostrar opiniones antibelicistas, llegando incluso a decir que el Gobierno inglés estaba prolongando la guerra a propósito. Se relacionaba con otros poetas e intelectuales de la época que compartían sus opiniones. Al ser un poeta de renombre considerado héroe de guerra, sus opiniones eran un escándalo para la sociedad. Por todo esto, se le formó un consejo de guerra que no llegó a más porque se alegó que sufría estrés post-traumático. Este diagnóstico le llevó a un hospital de guerra donde conoció a Wilfred Owen. Posteriormente, ambos fueron enviados al frente otra vez, donde Owen murió en 1918. Sassoon volvió a su país tras ser herido en la cabeza por fuego amigo. Recibió entonces el título de capitán.


Tras la guerra, Siegfried vivió en Oxford aprendiendo sobre la política y adquiriendo ideas socialistas. También allí se relacionó con otras figuras importantes de las letras en aquella época. Publicó muchos de sus poemas de guerra así como la obra de su amigo Wilfred Owen. Continuó escribiendo hasta su muerte en 1967.

Siegfried Sassoon y Wilfred Owen pertenecen al grupo de los War Poets, un grupo de jóvenes británicos desengañados tras participar en la Primera Guerra Mundial. Entre ellos se encontraba también el famoso Robert Graves, quien fue uno de los pocos en sobrevivir a la guerra (además del que nos ocupa). 

Aquí os dejo uno de los poemas antibelicistas más famosos de Siegfried Sassoon:

SUICIDIO EN LAS TRINCHERAS

 Conocí a un soldado raso
que sonreía a la vida con alegría hueca,
dormía profundamente en la oscuridad solitaria
y silbaba temprano con la alondra.

En trincheras invernales, intimidado y triste,
con bombas y piojos y ron ausente,
se metió una bala en la sien.
Nadie volvió a hablar de él.

Vosotros, masas ceñudas de ojos incendiados
que vitoreáis cuando desfilan los soldados,
id a casa y rezad para no saber jamás
el infierno al que la juventud y la risa van.